Martúe tiene un entorno especial sin el cual no habría podido nacer. Este entorno es La Guardia de Toledo. Una fortaleza sin la cual no podría haberse conseguido el sueño, los viñedos. Y una estrella, su gente. Gente que forma un equipo con una clara y firme filosofía de constancia y dedicación, perseverancia y cariño. Sólo esta es la fórmula posible para elaborar un vino que expresa tanto sentimiento como lo hace Martúe.