En los años 60 Felipe y Victoria Fdez-Armesto, grandes amantes de las vacas felices, le dieron vida a Casa Grande de Xanceda. Trajeron desde Canadá a 20 vacas frisonas para dedicarse a su gran pasión.
Aunque en esa época no existía la agricultura ecológica oficialmente certificada, desde el principio evitaron el uso de pesticidas, herbicidas y otros productos químicos por convencimiento de que había una forma más responsable y respetuosa de producir lácteos,¡y que razón tenían!